¿Qué causa la indecisión?

Welcome everybody! Entre la cuna y el cementerio solemos encontrarnos unos 8­-10 grandes momentos atrévete. Cuando te cruzas con un momento atrévete, a muchos, nos produce indecisión, ¿por qué? ¿qué causa la indecisión?

Los momentos atrévete son aquellos en los que la vida te mira a los ojos, te lanza dos alternativas a la cara y te pregunta ante la disyuntiva: ¿vas a elegir el sí o vas a elegir el no? Y en torno a la respuesta siempre se generan tres grupos:

  • Los que dicen que sí,
  • los que dicen que no,
  • y los que ni siquiera han oído la pregun­ta. Estos últimos se acaban fusionando con el segundo grupo.

En el altar de la vida no se da el «sí, quiero», sino el «sí, me atrevo».

¿De dónde procede la indecisión?

¿Por qué la indecisión?

Elegir el Sí y atreverse es dar color a un camino en blan­co y negro. Es girar el regulador redondo al siguiente punto de intensidad. Es llamar a varias puertas sabiendo que detrás de al­guna hay un paraíso con tu nombre. Es declararle la guerra al desaprovechamiento. Pero elegir el Sí requiere valor, y el valor requiere ganar un pulso a un fastidioso rival: el miedo.

Cuando la vida nos mira a la cara y nos lanza un momento­ atrévete, podría parecer que en ese momento suceden dos cosas casi a un tiempo: su pregunta y tu respuesta.

En algunos casos es así, pero en la gran mayoría no. Sobre todo cuanto más impor­tancia tiene ese momento para ti.

Lo habitual es que se formule la pregunta pero no se dé la respuesta hasta mucho más tarde, y entre esos dos espacios de tiempo tiene lugar una lucha, que en muchos casos se convierte en batalla y en algunos en guerra.

Lucha mental

La batalla que tiene lugar es la lucha con las inseguridades, con las dudas, con los titubeos; en una palabra, con el miedo.

Es en ese momento que te inundan las preguntas del tipo «¿qué dirán?, ¿qué pasa si alguien me ve?, ¿qué pasa si se ríen?, ¿qué pasa si me rechazan?, ¿qué pasa si no lo consigo?, ¿qué pasa si fracaso?».

Hay algo que me gustaría decirte al respecto de todas esas preguntas martirizantes. Es algo que nunca podría enfatizarte lo suficiente y tú a ti mismo tampoco. Es… que ES NORMAL TE­NERLAS.

Todos las hemos tenido en algún momento. Ni una sola de las personas que ha tenido que mirar de frente a la vida cuando esta le lanzó un gran momento­-atrévete ha estado exenta del miedo que da el vértigo de esa decisión.

Las decisiones dan miedo

Sí. La decisión da miedo y el miedo da vértigo, pero es preci­samente ese vértigo el que hace que la decisión suba de valor.

Decidir atreverte te dará una enorme sensación de control, de ser el dueño de las riendas de tu vida, de provocar el futuro que bus­cas en lugar de esperar a que surja. Te sentirás orgulloso de haber­te atrevido y eso te llenará de satisfacción.

Te retorcerás en la cama muchas noches sin dormir dando vueltas a si serás capaz de atre­verte o no, pero cada noche que tu anhelo te quite el sueño, se transformará en una dosis de moral cuando te hayas atrevido.

Curiosamente tu moral será tanto mayor como mayores hayan sido tus noches de insomnio. Si cuando pasas una noche sin dor­mir la satisfacción posterior vale uno, cuando pasas veinte, la sa­tisfacción vale veinte. Así que no temas ni al atrevimiento ni al vértigo. Los mayores atrevimientos dan las mayores satisfacciones. 

Antídoto al miedo

Contra el miedo sólo existe un antídoto. La acción.

Podemos hablar del precipicio, reflexionar sobre él o medirlo, pero al final lo que cuenta es saltarlo. O sea, actuar.

El miedo siempre muere ante la acción. Si lo piensas, no se puede tener miedo a lo ya realizado. El miedo se tiene solo a lo que está por realizar, y realizarlo es eliminarlo. Es ahí donde tienes que grabarte a fuego esta frase que me gustaría que te acompañase toda tu vida: Si sale mal, durará un segundo. Si sale bien, durará toda una vida.

El éxito no espera al final de la calle del miedo, sino al final de la calle del atrevimiento. Si quieres pasar a la acción pero algo te limita te recomiendo el próximo Fin de Semana del Éxito – Supera Tus Miedos el 26 y 27 de febrero. ¡Atrévete! El mundo es de los que lo solicitan.

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