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Las debilidades del ser humano no le hacen débil
Welcome everybody! Dado que en mis conferencias, redes sociales, en mis libros si te lo has leído no paro de revelar, una tras otra, cosas que yo hacía mal, voy a añadir una más a esa larga lista y tiene que ver con las debilidades del ser humano no le hacen débil. Y al hacerlo, estaré cumpliendo con la propia enseñanza que quiero transmitiros.
Durante mucho tiempo creí que reconocer tus debilidades te hace débil. Hoy creo que te hace fuerte. Es la fuerza que da mostrarse vulnerable.
Si me permites un consejo, no te calles tus debilidades. Ahora verás por qué es un buen consejo.
No te calles tus debilidades
Estos son los tres motivos principales:
1. No ser un personaje
El primero, porque cada vez que ocultas aquello que no va bien en tu vida es porque estás perpetuando un personaje, el cual, por supuesto no tiene nada que ver con tu persona.
«Si soy débil, quiero que me vean como lo que no soy, esto es, como fuerte» Pero las personas que viven en un personaje (y todos lo hacemos hasta cierto punto) corren un enorme peligro: el de enjaularse en su propia jaula.
Esta es la cárcel de la gente famosa o que se considera importante y ahora se siente obligada a defender esa imagen de importancia.
Vivir defendiendo una imagen te debilita, y desprenderte de ella, es decir, reconocer debilidades, mostrarse vulnerable, reconocer que no tienes que defender ninguna imagen porque tu yo verdadero no tiene imagen, te fortalece.
Además, todas las personas que acaban superando el deseo de defender una imagen que se han creado de sí mismos llegan a la misma conclusión: Vivían convencidos de que sucederían mil cosas terribles si dejan a un lado el personaje. Por ejemplo, saliendo a la calle sin maquillar si has sido modelo, y cuando lo hacen descubren algo absolutamente maravilloso. Y es que… ¡NO PASA NADA!
2. No ocultar
Segundo. Cada vez que ocultas algo, tu mundo se encoge, y cada vez que lo revelas, tu mundo se expande. ¿Por qué? Porque ocultar esclaviza y revelar libera.
Si te pasas toda la vida ocultando tus vulnerabilidades, posiblemente el mundo consiga detectarlas igualmente, y encima estarás soportando la carga de tener que esconderlas cada minuto del día, con todo el trabajo que eso requiere.
El mero hecho de dejar de ocultarlas, de por sí, ya te hace menos vulnerable (es la fuerza que da reconocer debilidades), y además te libera.
3. Reconocer
Y tercero. Existe una correlación que casi parece milagrosa entre las debilidades que reconoces y la ayuda que recibes.
Dices que tienes un problema de ventas en tu empresa o con la educación de tus hijos, o bien le cuentas a todos tus vecinos que has perdido a tu perro, a pesar de que te daba vergüenza («¡qué imagen voy a dar de mí mismo!»), y de manera aparentemente mágica, empiezas a atraer a personas que te ayudan con ese problema o hasta te lo resuelven.
Sin embargo de mágico no tiene nada. Lo que has hecho al revelarlo es proporcionar una puerta a la ayuda, y el ser humano, cuando se le da una puerta, suele tener tendencia a abrirla. A todos nos encanta ayudar, pero sólo si tú nos proporcionas el cómo, y eso requiere contar no solo lo que te va bien, sino sincerarte con lo que te va mal; no solo todo aquello que sabes, sino todo aquello que te falta por saber.
¿Sabes qué tienen en común las personas que saben más? Que son las mismas a las que no les importa reconocer que saben menos. Y en consecuencia… preguntan.
Reconocer una debilidad en algo, lejos de debilitarte, te fortalece. Lejos de esclavizarte, te libera.
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Cuando estamos con alguien queremos ser respetados, aceptados, comprendidos, amados… Nos han enseñado que reconocer nuestros defectos, debilidades, va ha hacer que la mirada del otro hacia nosotros sea de desvaloración, desprecio, humillación, juicio, rechazo… y muchas veces es así. ¿Qué hace la mayoría? ocultarlo y mostrar sus fortalezas.
Pero ocurre algo mágico a veces cuando hay humildad: reconocer nuestras debilidades hace que el otro SE RELAJE (deja de enjuiciarse a sí mismo) con las suyas y deje de mostrar al personaje para mostrarse más tal cual ES. Eso crea armonía, compañerismo, comprensión, aceptación… porque no es la aceptación del otro sino la aceptación de uno mismo, de ambos, la que se está manifestando.
Para conocer a alguien hay que mostrar los dos lados de la cara, la blanca y la negra.